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ORQUESTA FILARMÓNICA DE LA CIUDAD DE MÉXICO LOGRA UN CONCIERTO INOLVIDABLE EN EL PALACIO DE BELLAS ARTES

Publicado el 22 Noviembre 2025
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  • La agrupación logró reunir a una audiencia diversa para deleitarla con una de las obras más exigentes y emocionales del repertorio sinfónico universal

  • En el concierto también participaron la mezzosoprano Carla López-Speziale, el Coro Femenino de la Orquesta Sinfónica de Minería y el Coro de Niños de la Schola Cantorum de México

Bajo la dirección del maestro Scott Yoo, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), agrupación emblemática de la Secretaría de Cultura local, ofreció una presentación memorable en su regreso al Palacio de Bellas Artes con la interpretación de la Sinfonía No. 3 en re menor de Gustav Mahler. El concierto tuvo lugar este sábado 22 de noviembre a las 18 horas y definitivamente fue una experiencia artística envolvente y única para quienes asistieron.

Este concierto, que generó mucha expectativa, logró a reunir a un público diverso que inundó la sala de un entusiasmo inigualable. Antes de dar inicio, algunos de las y los asistentes quedaron conquistados por el arte que decora la sala, al igual que con cada unas de sus imponentes muros y el gran escenario en el que ocurriría todo el espectáculo.

Al entrar los músicos a la hora señalada, el recinto quedó en completo silencio y fue la pauta que marcó el inicio de una experiencia musical profunda. Poco a poco las y los integrantes fueron tomando sus lugares en el escenario hasta que llegó el turno del director artístico de la OFCM: Scott Yoo.

La Sinfonía No. 3 en re menor de Mahler es una de las obras más exigentes y emocionales del repertorio sinfónico universal, pero desde los primeros acordes la agrupación mostró su disciplina con un control sonoro y una precisión única. El inicio de este viaje estuvo marcado por la fuerza de los metales y la calidez de las cuerdas, lo que provocó que la audiencia se concentrara en la melodía y en cada movimiento de las manos de Yoo.

A pesar de que el tiempo pasaba, el auditorio no perdía de vista los detalles de la interpretación y parecía que nada más que la orquesta existía. Al terminar uno de los primeros movimientos, las personas no desaprovecharon la oportunidad para darle un caluroso aplauso a la OFCM, pero la agrupación continuó tocando.

Uno de los momentos más emotivos llegó después de casi una hora cuando se integró la mezzosoprano Carla López-Speziale, quien con su talento vocal logró atrapar al público, llegando a cada rincón y llenándolo de emoción. La letra puso de protagonista la espiritualidad, la cual se podía percibir en cada sonido y lograba una unión perfecta.

En esta pieza también se integran voces de niños y mujeres, así que en esta ocasión se sumaron el Coro Femenino de la Orquesta Sinfónica de Minería y el Coro de Niños de la Schola Cantorum de México, lo que despertó bastante curiosidad en la audiencia: sonrisas, expresiones de sorpresa y una que otra persona se puso de pie para comprobar lo que estaba pasando. Durante este movimiento el escenario se llenó de luminosidad y la melodía también, fue un momento pleno y en el que la intensidad de las voces fue contemplada. Cabe mencionar que Oscar Herrera y Alfredo Mendoza fueron los directores corales.

La naturaleza, la espiritualidad, la existencia y el sufrimiento convergen en esta pieza de Mahler, llevando al público a un viaje emocional único y a un deleite musical como ninguno otro.

Después de 90 minutos, el concierto terminó y los aplausos fueron interminables, pues la audiencia se encontraba conmovida y entusiasmada por lo que acababa de escuchar. El director pidió aplausos para su orquesta, los coros y la solista, por lo que las ovaciones fueron interminables. Finalmente, todas y todos fueron abandonando el Palacio de Bellas Artes entre sonrisas, orgullo, pláticas sobre la interpretación y la oscuridad de la noche que ya había caído.

Una vez más, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México logró cautivar a la ciudadanía con su talento, disciplina y dedicación, reafirmando su prestigio y su nivel artístico. Además, fue un ejemplo de que la música es un lenguaje universal que logra cosas impensables. Sin duda será una tarde que el público difícilmente olvidará.

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