Construir una sociedad que luche contra la discriminación, requisito del Chile moderno
SC/DDC/CP/0733-17 Ciudad de México, 8 de septiembre de 2017
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El embajador de origen aymara, Gabriel Gaspar, acudió a la IV Fiesta de las Culturas Indígenas para hablar sobre los retos de Chile en la reconstrucción de su diversidad
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Nueva Zelanda y Canadá, ejemplos de buenas prácticas que pueden ser aplicadas a Chile y otros territorios latinoamericanos
- El vínculo entre la música y la medicina tradicional mapuche, otro de los temas que trajo Chile como país invitado en el encuentro
El Embajador en Misión Especial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, Gabriel Gaspar, afirmó que su país requiere construir una sociedad que atienda la diversidad y luche contra la discriminación, como requisito indispensable para ser un Estado moderno, democrático y abierto al mundo.
En la charla “Chile y la reconstrucción de la diversidad” que ofreció en el Foro Carlos Montemayor de la IV Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios de la Ciudad de México, el diplomático de origen aymara señaló: Debemos construir una sociedad que reconozca que Chile se conforma de muchos sectores y que cada uno de ellos tiene el legítimo derecho de expresar y compartir su cosmovisión, porque, en definitiva, “la Madre Tierra es una sola donde cabemos todos”.
Más que una filosofía, este pensamiento es una convicción política que surgió con la llegada de la democracia a Chile, después del gobierno de Augusto Pinochet, consideró Gabriel Gaspar en presencia del Embajador de Chile en México, Ricardo Núñez, y la Agregada Cultural Claudia Barattini.
Sin embargo, advirtió que reconocer la diversidad cultural del país sudamericano implica un gran desafío, ya que existen rasgos que disuelven el tejido social y amenazan con negar la existencia incluso del término sociedad, para hablar solamente de consumidores. “La lógica de mercado ha provocado que surja un individualismo obsesivo donde lo que importa es el consumo”, dijo.
Frente a dicha problemática, es necesario construir políticas públicas, instrumentos e instituciones que busquen consolidar la lucha contra la discriminación de pueblos originarios, y de todos, agregó, toda vez que en el país se discrimina a mujeres, jóvenes, ancianos, discapacitados, etcétera.
Recordó que la lucha por la diversidad de los pueblos latinoamericanos es un proceso que lleva más de 500 años; sin embargo, “tenemos que avanzar al máximo en esta etapa civilizadora y entender que hay buenas prácticas que pueden ser perfectamente entendidas, retomadas y asimiladas”.
Como ejemplos de buenas prácticas, nombró a Canadá y a Nueva Zelanda, este último país donde sociedad y Estado han construido una diversidad muy valiosa en materia de pueblos originarios, apropiándose de ello en su discurso oficial al asumir en su protocolo los ritos y las prácticas ceremoniales maoríes. “Las fuerzas armadas de Nueva Zelandia asumen en su formación los ritos ancestrales de estos guerreros”, dijo en entrevista.
En palabras del embajador aymara, “Nueva Zelanda es un país que ha logrado incorporar la cultura maorí en una síntesis con lo que es el Estado y, al mismo tiempo, eso no está reñido ni con la modernidad ni con las medidas económicas, en una sociedad que acepta una profunda igualdad de género”.
Sobre la situación en México, destacó la importancia de que se realicen fiestas indígenas, ya que muestra un rasgo claro del país post-oligárquico y post-porfirista, en el que se apuesta por el reconocimiento de sus raíces y el orgullo de ser mexicano.
Actualmente, existen en Chile aproximadamente millón y medio de personas que forman parte de un pueblo originario, de los cuales 130 mil son aymaras, ubicados en el norte, quienes se han urbanizado a diferencia de otros pueblos como los mapuches.
“Nuestro pueblo tiene más de 10 mil años asentado en el continente y como cultura, más de cinco mil 500 años. También nos localizamos en el sur de Perú y los hermanos aymaras de Bolivia aportan el mayor contingente. Una menor parte se encuentra en el noreste argentino”, compartió el embajador Gabriel Gaspar.
La música, parte de la medicina tradicional mapuche
Por otro lado, en el Foro Carlos Montemayor de la Fiesta de Culturas Indígenas la representante mapuche Elisa Avendaño Curaqueo compartió parte de su conocimiento sobre la cosmovisión de la música mapuche y cómo se incorpora a su filosofía sobre la medicina tradicional.
Con la charla “¿Cómo, entonces, la música mapuche es parte de la medicina tradicional?”, aseguró que la gran mayoría de las antiguas ceremonias representan su religiosidad, con lo cual evocan la sanación y la salud de su pueblo mediante cantos e instrumentos específicos para cada ocasión.
“Por sí solas las plantas, la música y la ceremonia no curan a la gente, es el conjunto de todas en comunidad con las que sanan”, resaltó Elisa Avendaño.
Mostró el kultrún, instrumento musical por excelencia de los curanderos mapuches, mejor conocidos como machis. “Toda persona que hace sanación mapuche tiene que hacer música con este instrumento y con su canto. El o la machi canta de acuerdo con la enfermedad que deba tratar, desde el diagnóstico, la visita al enfermo, la junta comunal y la ceremonia de curación”, describió Elisa Avendaño.
Advirtió que las enfermedades en su pueblo no solamente son “de índole individual”, sino “de la comunidad”, pues “lo que le pasa a un compañero, el otro también lo siente. Los problemas pueden surgir por el agua, la tierra, los animales y también por la cuestión política, que es un dolor inmenso que nosotros tenemos”.
Detalló que el kultrún, como muchos otros de sus instrumentos, está hecho de cuero de chivo y madera de plantas medicinales como el laurel, la segunda planta sagrada que existe en la comunidad después del canelo; adentro se ponen semillas de frijol y quinoa.
Elisa Avendaño atribuyó la forma circular del kultrún a que los antiguos mapuches ya sabían que la tierra era redonda. La superficie del instrumento de percusión está dividida en cuatro por los puntos cardinales, las estaciones del año y las etapas de la vida. Además, contiene símbolos personalizados para conocer el conocimiento y el tipo de energía de la persona que lo usa.
“Existe toda una leyenda detrás del diseño: hay 12 símbolos diferentes que se dibujan en el instrumento, dependiendo del conocimiento de la medicina y de la religión que tienen sus dueños; hay signos especiales para aquellos grandes sabios o de aquellas personas que hacen música en el pueblo”, describió.
En cada ceremonia hay un tipo de música y medicina específicos. Los rituales más vinculados con la música y la medicina son el machitún, donde los machi “claman por la vida y por la fuerza para salvar a una persona. En ello intervienen variantes de la ceremonia y distinta música, dependiendo de la energía de cada curandero y del lugar geográfico donde se encuentren”.
Por otra parte, el gijaimagvn conlleva cantos de lamentos, una rogativa interpretada por hombres y mujeres machi, ya sea en acto de sanción o ceremonia religiosa, y el amulpuyin llega con la muerte de un ser querido.
“La muerte es para nosotros un viaje donde nos vamos a encontrar con los abuelos. Es un viaje de muy largo tiempo por lo que contamos la historia de nacimiento y juventud del fallecido, así como su comportamiento y papel dentro de la sociedad mapuche. La música es constante en el funeral y los consejos a los familiares que se quedan también se ofrecen mediante el canto”, detalló.
Para conocer la programación completa de la IV FCIPBO-CDMX se puede consultar el micrositio data.cultura.cdmx.gob.mx/culturasindigenas con el hashtag #CiudadSinMuros.
Código CDMX Radio Cultural en Línea puede escucharse durante la IV Fiesta en el siguiente link: http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/
Consulte la cartelera de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México: http://www.cultura.cdmx.gob.mx, y en el sitio http://www.cartelera.cdmx.gob.mx/. Síganos en las redes sociales a través de @CulturaCDMX, así como con el hashtag #CulturaCDMX.
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