Explican cómo celebraban Semana Santa en la capital en el siglo XIX

Publicado el 19 Abril 2019
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En la centuria antepasada, la Semana Santa se conmemoraba con un Viacrucis que partía del convento de San Francisco (actual calle de Madero), tomaba la que hoy es Avenida Juárez, donde había paradas o capillas, y terminaba en Bucareli, explicó el historiador Carlos Flores al dictar la conferencia “De colores, rezos y abstinencias. La Semana Santa del siglo XIX”, el jueves18 de abril en la capilla del Ex Convento de Regina.

El también cronista ofreció esta charla en el marco del festival “500 años de celebrar la Semana Santa”, que organiza la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México del 18 al 21 de abril como un derecho a la memoria y el rescate del patrimonio cultural.

El historiador compartió que para respetar la vigilia, en las casas adineradas se comía sopa de ostras, en las de clase media se preparaban caldo de habas, capirotada y romeritos, mientras que los pobres consumían ajolotes, charales, ranas, hueva de mosco, huitlacoche y tlacoyos (masa rellena de frijoles).

Por aquel entonces, señaló que las misas se decían en latín y el pueblo no solía respetar los rituales que marcaba la Iglesia, por ejemplo, muchos en lugar de llorar o reflexionar ante la pasión de Cristo, a veces se reían del físico o la vestimenta de los actores.

Al dar un panorama de esta celebración en la capital de país en el siglo antepasado, Carlos Flores recordó que desde que llegaron los conquistadores españoles empezaron a realizar rituales religiosos y misas.

“En el siglo XIX, y desde el XVIII, era costumbre lo que se conoce como carnestolendas o carnavales; es decir, un periodo previo a la Semana Santa y a la Cuaresma, donde se festeja la carne con licencia eclesiástica. La Iglesia daba ciertos permisos para hacer fiestas, las cuales se permitían porque antecedían a periodos de ayuno y abstinencia”, señaló el especialista.

En la Ciudad de México, añadió, estos carnavales incluían paseos en lo que hoy es la calle de Bucareli, a donde la gente acudía en las tardes disfrazada con máscaras y hacía bromas a los otros paseantes. Además, había carretas adornadas con faroles de color que también se usaban en fachadas de edificios, lo cual le daba un carácter distinto a la ciudad. Asimismo se convocaba a bailes en las noches en los teatros de la época, como el Santa Anna que se ubicaba en Bolívar.

“Estos carnavales eran una válvula de escape social. Hubo casos en que la gente disfrazada iba a los edificios públicos a reclamar a gritos a la autoridad; esto era tolerado porque era en carnaval”, apuntó Flores, quien también indicó que en las casas se instalaban altares que conmemoraban a la Virgen de Dolores, y que fue en el siglo XIX cuando comenzó el tradicional Viacrucis de Iztapalapa, después de una gran epidemia de cólera.

Las actividades del festival “500 años de celebrar la Semana Santa” terminarán el domingo 21 de abril a las 13:00 horas en el Salón de Cabildos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, donde habrá un concierto coral y de poesía religiosa de Sor Juan Inés de la Cruz. Entrada libre.

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