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UN FORO DE HISTORIAS POR CONTAR, ¿A POCO NO?

Publicado el 11 Noviembre 2025
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Es un espacio teatral que apuesta por la inclusión y las diversidades, con una oferta variada que lo mismo tiene crítica humorística y mordaz del cabaret, hasta puestas escénicas para las primeras infancias, monólogos, stand up, música, performance, cuentacuentos y espectáculos multidisciplinarios, todo en un ambiente íntimo, cercano entre las y los artistas para interactuar con sus públicos. Es el Foro A Poco No, del Sistema de Teatros de la Ciudad de México, encabezado por la maestra Julia Cabrera Solís, de la Secretaría de Cultura capitalina, que este 11 de noviembre cumple sus primeros 16 años de historias en escena y otras más que comienzan detrás de ella.

Se trata de una caja negra, una sala teatral cuadrada inmersa en la oscuridad, bordeado en tres paredes con una tela que las cubre por completo. Luces asoman colgadas en filas desde el techo apuntando en todas direcciones y, bajo ellas, la tarima escalonada con butacas para recibir un aforo de 43 personas.

Parece todo normal. Sin embargo, aquello que lo distingue de otros teatros es lo que sucede antes y durante cada función. Es el trabajo de quienes están detrás de cada montaje, cuidando detalles que complementan las obras, como la ambientación, la iluminación, el audio y las pistas musicales; en recibir a las y los asistentes. Son los encargados de que funcione, literalmente, y es el equipo de jóvenes integrado por Gabriel Jiménez, Ana Fuentes y Miguel Herrera.

"Es un espacio muy íntimo, tiene una capacidad para 43 personas, pero nos permite esa cercanía, esa interacción, esta intimidad con el artista y con el espectador, para ambas partes. Es muy rico ver cómo las personas ‘se clavan’ viendo las obras, reaccionan; los artistas también, obviamente, reciben un doble estímulo al estar frente al espectador y cómo reciben la información", dice en entrevista Gabriel Jiménez, responsable operativo del foro, durante el ensayo de “Tesili”, una obra para las primeras infancias.

Como espectadora y espectador nadie escapa. No hay sitio del que puedan perder detalle. Nadie sale ileso del golpe de emociones que generan las propuestas teatrales, de la experiencia que transmiten sus relatos, sus anécdotas, sus temas que invitan a la reflexión al salir camino a casa.

"Es muy bonito ver al público disfrutar, reaccionar, sufrirlo también, tener esos momentos de catarsis y también, no saber dónde esconderse. Con el contacto, y tenerte frente a frente ¡no hay dónde te metas!", añade entre risas después de verificar detalles en el monitor de audio.

Gabriel dejó los escenarios para estar detrás de ellos. Se formó en Arte Dramático en el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y cuenta con una Maestría en Estudios Avanzados en Voz y Habla Artística en la Universidad Complutense de Madrid.

Miguel Herrera estudió ingeniería en audio, mientras que Ana Fuentes es técnica en iluminación, es la encargada de crear atmósferas, de pintar y darle color a cada escena, de acentuar con un juego de luces el momento preciso en el desarrollo de las obras. Es la responsable de ayudar a transmitir emociones, situaciones y hasta lugares desde fuera de escena, solo con una coreografía bien definida de múltiples reflectores que vencen a la densa oscuridad.

"Lo bonito es el resultado cuando ves ya tu presentación, la presentación que hicimos en conjunto, con el esfuerzo de todas las personas porque, ¡claro!, es un gran trabajo. Ellos llegan con unas ideas y al llegar al lugar cambia toda la perspectiva. (…) Hay algunos que te dejan ayudarlos con tus ideas o te dicen: ‘Oye, dame una idea, en esta escena pasa esto’ y digo: ‘¡Ah, mira! Lo podemos hacer así o así’ y te dejan aportar conocimientos”, dice sonriente sentada en una de las butacas del foro.

Esas historias son de protagonistas fuera del guion que no reciben aplausos ni se presentan ante el público, pero están ahí detrás, procurando que el espectáculo suceda en este inmueble de República de Cuba 49, Centro Histórico, destacado por un par de pendones colgados en la fachada, detrás del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris y frente a lo que queda del Teatro Lírico.

A la entrada, una placa explica que a poco no pueden converger las historias de una canción de hace casi un siglo sobre un pícaro coqueteo, de quienes forjaron el teatro en la capital, de grandes cantantes cuyo legado permanece en la actualidad; de distintas propuestas escénicas para diferentes públicos y de quienes no imaginaron ser ahora protagonistas en la trayectoria reciente de este sitio, así como de todas las personas que se atrevan a descubrir lo que sucede aquí cada fin de semana. Un foro de historias por contar, ¿a poco no?

"A Poco No" es una canción de las costumbres de México del compositor jalisciense Pepe Guízar y que Esperanza Iris, La reina de la opereta, hiciera famosa al interpretarla en la película Noches de Gloria, dirigida por Rolando Aguilar en 1938.

Quienes quieran vivir la experiencia de su escenario y curiosear en lo que pasa detrás de cada función, pueden entrar por el portón las tardes-noches de jueves a domingo, o las especiales, los domingos al mediodía para las infancias; caminar entre el pasillo franqueado por la imagen de una mariposa saliendo de un capullo y placas conmemorativas de representaciones teatrales, adquirir sus boletos en taquilla y acceder por la primera puerta a la derecha hacia un estrecho pasadizo por un costado de las gradas y tomar lugar frente al pequeño escenario.

Ahí comenzará la historia, su propia historia.

"¡A poco no! ¡a poco no! ¿a poco tú vas a ser quien me va a decir que no?, ¡faltaba más! ¡Pos qué caray! Las presumidas son las que me recetó el doctor…”

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